Recorto el amor…
No me gusta entero, no puedo digerirlo.
Los primeros tres meses – días.
Sobretodo esas noches
cuando los ojos juegan a pirañas en estanques de espejos y sentires.
Recorto el amor y lo pego en collage:
Este beso, aquí escrito, no sé de quién sea, por ejemplo.
Galería de detalles deleitosos y clichés bien amaestrados, enterrados cual agujas en el cuello de quien sea.
En la puerta un ciego,
sentado entre dos abismos, sostiene un libro de visitas.
Un ciego entretenido
presagiando a la infinita potencia finales ya finitos de memoria.
Vuelva pronto.
Monday, October 12, 2009
Monday, July 13, 2009
Where the lone wolf
..........................................................................................with love to Heather.
How many walls should I love?
to love you.
How many are your true colours?
Coffee talks.
Sushi dinner.
You and I laying in
beds and sheets held by shields and gloves.
Just as the next day pain wound
we’ll never know the angel wings balance, buried beneath the snow
till the spring.
However,
there’s something, somehow, once yours and mine
where the lone wolf hides
to curl up
and lick its tears.
How many walls should I love?
to love you.
How many are your true colours?
Coffee talks.
Sushi dinner.
You and I laying in
beds and sheets held by shields and gloves.
Just as the next day pain wound
we’ll never know the angel wings balance, buried beneath the snow
till the spring.
However,
there’s something, somehow, once yours and mine
where the lone wolf hides
to curl up
and lick its tears.
Sunday, May 3, 2009
UNO
Tuvimos que habernos llamado Dolores,
para hacerle justicia al daño y al sueño.
Al insomnio.
Juglares en los congales sin dueño,
bote gastado de maquillaje de mimo
los tiempos duros tatuados en la pluma
y sangre desbordándose del cenicero.
Eso somos, debimos llamarnos el aguacero.
Lola Dolores, marco dolores, Dolores Zárate,
José Jesús María todos dolores
los reyes magos que nunca llegaron a la casa de la criada,
toda la influenza porcina que enrosca la cola,
la opinión, el presupuesto, los consejeros del IFE
todos se llamaban Dolores.
(Tus ojos, no vayas a cerrarlos nunca.
Tú y yo
somos la tristeza.)
Rechinando los dientes mientras dormimos,
pintando,
escribiendo,
juguetes novedosos rotos de la cuerda,
sudando,
gimiendo
hablando de las putas con sonrisas ensayadas de bohemios
presumiendo los orgasmos de cartón,
en fin
ensoñando volcanes erupcionando mierda,
¿qué más es, hoy en día, el noticiero?
Este corazón ya no sirve.
Pero tú creías que Raúl era el único ciego.
para hacerle justicia al daño y al sueño.
Al insomnio.
Juglares en los congales sin dueño,
bote gastado de maquillaje de mimo
los tiempos duros tatuados en la pluma
y sangre desbordándose del cenicero.
Eso somos, debimos llamarnos el aguacero.
Lola Dolores, marco dolores, Dolores Zárate,
José Jesús María todos dolores
los reyes magos que nunca llegaron a la casa de la criada,
toda la influenza porcina que enrosca la cola,
la opinión, el presupuesto, los consejeros del IFE
todos se llamaban Dolores.
(Tus ojos, no vayas a cerrarlos nunca.
Tú y yo
somos la tristeza.)
Rechinando los dientes mientras dormimos,
pintando,
escribiendo,
juguetes novedosos rotos de la cuerda,
sudando,
gimiendo
hablando de las putas con sonrisas ensayadas de bohemios
presumiendo los orgasmos de cartón,
en fin
ensoñando volcanes erupcionando mierda,
¿qué más es, hoy en día, el noticiero?
Este corazón ya no sirve.
Pero tú creías que Raúl era el único ciego.
Wednesday, February 18, 2009
Malabares
Lo mismo que tu cuerpo,
Me gustaba caminar las calles con los ojos cerrados.
Y entonces inhalaba con violencia
la violencia del viento invernal
hasta reventárseme el diafragma
y se abría un agujero negro de pulmón a pulmón…
así es como yo respiro.
Me recuesto en las esquinas del camino,
en las calles solas,
a contar estrellas y pervertir constelaciones,
lo mismo que en tu cuerpo
(¿has visto a la osa polar desmembrando
estrellas fugaces?
esto, ocurre cada luna nueva en tu espalda.)
Luego amanece y la policía me sorprende
en busca de palabras trasculcando los bolsillos el cadáver de la aurora.
Como fue en busca de palabras que emprendí ese viaje al anzuelo
y di un paso al frente cuando el amor, tus labios mediante,
bienvenido al cadalso, masculló en mi oído.
y como siempre todo terminó en sonrisas y adioses
“nos tomamos un café después” me dijo la muchacha
que con la mano izquierda agitaba un pañuelo blindado
y con la derecha un saco repleto de buenas razones.
Yo me quedé soplando un cigarro mojado
con el triste consuelo de que un adiós a tiempo
muy bien podría ser la más alta prueba de amor de un desalmado,
en fin, con o sin razón:
malabares de los palacranes
de mi corazón.
Me gustaba caminar las calles con los ojos cerrados.
Y entonces inhalaba con violencia
la violencia del viento invernal
hasta reventárseme el diafragma
y se abría un agujero negro de pulmón a pulmón…
así es como yo respiro.
Me recuesto en las esquinas del camino,
en las calles solas,
a contar estrellas y pervertir constelaciones,
lo mismo que en tu cuerpo
(¿has visto a la osa polar desmembrando
estrellas fugaces?
esto, ocurre cada luna nueva en tu espalda.)
Luego amanece y la policía me sorprende
en busca de palabras trasculcando los bolsillos el cadáver de la aurora.
Como fue en busca de palabras que emprendí ese viaje al anzuelo
y di un paso al frente cuando el amor, tus labios mediante,
bienvenido al cadalso, masculló en mi oído.
y como siempre todo terminó en sonrisas y adioses
“nos tomamos un café después” me dijo la muchacha
que con la mano izquierda agitaba un pañuelo blindado
y con la derecha un saco repleto de buenas razones.
Yo me quedé soplando un cigarro mojado
con el triste consuelo de que un adiós a tiempo
muy bien podría ser la más alta prueba de amor de un desalmado,
en fin, con o sin razón:
malabares de los palacranes
de mi corazón.
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