es
-sin resumen-
el fantasma de un vivo
con el mal gusto
de hacer compañía
a los olvidados.
La soledad
es lavar los platos rotos
en afán de purgarse
respecto a la niña aquella
que besaba más o menos.
Pero es sobretodo
ni un remedio más
por la noche que quedar a merced
del catálogo
de tetas con ecolalia
que fundamentan televisa.
Nota: La estupidez real e ilimitada de las televisoras puede ser ilimitada o no, la estupidez real e ilimitada de televisa puede ser real o no. Las tetas ecolálicas le parecen al autor una maravilla.
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También llevan marcos para foto
las dos o tres personas delante de mí a pagar
en la fila del autoservicio.
Me pregunto
si ellos los compraron
pensando ya
en cierta imagen predestinada
para llenar el hueco en el marco.
Yo no.
Las alegres caras de cuché
sonrientes en mis marcos
no irán a parar al basurero jamás
- yo no tengo nada con que llenarlos. -
Aun así pago en la caja:
y es que sería tristísimo
marcharme al olvido
sin tener una sola sonrisa que olvidar.
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Hay poemas
que se dislocan
letra a letra
para deslizarse ligeros
de la hoja al beso.
Mis poemas también se deslizarían
de la hoja a algún sitio
si su sustancia no se constituyera
exclusivamente
por tachones
de tinta o sangre.
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