Monday, November 17, 2008

Siendo lo Sido 2003

SIENDO

LO
SIDO
I
(Yo Abro los Ojos)

Estoy en cama
abro los ojos,
miro el techo del cuarto
que no es el cielo.

No, fue sólo que abrí los ojos
no he despertado.

Busco un cuerpo,
miro en rededor, el vacío inconmovible
yo solo
y sólo
la cicatriz en mi costado.

No me doy cuenta en qué momento me perdí
pero eso no importa:

la resignación convierte

la incertidumbre en indiferencia.


No hay voces de mujeres,
o de niños o de gatos
que salten desde la calle
para alguna banqueta
o se metan a mi cuarto.

La lluvia no dejó de caer
y quizá están sacando de su casa el agua a cantaros
yo también hice, un día, el intento
de sacarme el agua del corazón a cantaros:
fallé
pero tampoco pasó nada.

Inhalo el cigarro con devoción;
los vicios se tornan religiones
cuando son lo único que le queda a uno.

Exhalo el humo
sin figuras definibles esta vez
y me acuerdo que hace tiempo que sé:
vida y muerte no son necesariamente excluyentes
las dos son infantilmente tercas ...
En las calles no cesa la lluvia
ni yo ceso
de respirar
cantaros rotos.
II
(yo soy)


Ser un inventario de ausencias
es ser de todos modos.

No dejo de serlo
por ser invisible.

No dejo de ser
por ser olvidado.
Yo pienso que soy,
yo soy porque,
pienso:
aunque luego
o antes
no exista.

Yo soy
porque el otro no es la vida
porque incluso la vida puede matarnos
(matarme a mano, desarmada
pero mía.)


Yo soy porque la soledad
es vivir
/ morir
es habitar esta noche
desamparada noche
sin testigos.
III
(Yo Estoy)


Yo estoy ...
no sé donde,
no sé:
quizá una vez olvidé cómo es estar perdido
y lo estoy,
quizá estoy justo donde debía
pero, cuál es la diferencia.

Yo estoy ...
No sé por qué.
Alguien dice a lo lejos:
“toma mi mano”, todavía
“toma mi mano, abrázame Marco;
tengo frío”

Entonces miro,
y mis brazos también a lo lejos,
han partido.
Seguramente el frío de este cuerpo
sin brazos, sin ti y sin nombre
(tú te robaste los tres)
va ha helarme la sangre pronto,
a helarme la voz también
y ya no alcanzarás tú a escucharme
desde lejos
cuando quiera decirte inútilmente,
con mi último respiro:

¿Tienes un cigarro?

u

“ol-vi-dame,
olvid-amé,
olvídame,
no ves que tengo sueño.”
IV
(yo me levanto)


“Marco levántate y canta”
aunque no quieras cantar,
aunque no sepas
mi Lázaro de cuerda.

Y corto el sueño más hermoso,
el frío del suelo quema o petrifica,
devolviendo mis latidos
de cuando en cuando.

Yo sé que vivo, pero no sé cómo:
en cama parecía un vivo muerto
y me dijeron: “Marco levántate y canta”
para que ahora parezca más bien un muerto vivo.

Yo supongo que eso está bien.

Así cadavérico móvil.
Pero no.
No voy a cantar.
V
(yo ando)


Yo ando
porque no quise cantar.

Ando porque me inquietan los relámpagos
que andan también
pero sin techo,
en pena,
luciérnagas desahuciadas,
desperdigados, perdidos,
como besos de prostíbulo
sin nada,
sin una referencia.

Yo ando tras los relámpagos;
me perturba su orfandad,
decido atrapar uno,
meterlo a una jaula da pájaro,
hacerle cantar, en fin,
darle un uso doméstico:

Enseñarlo a reventar en mis ojos
cada vez que tú me mires
para quedarme ciego
y no mirar que me miras, nunca...

Hacerlo estallar sobre mi cuerpo
para olvidarme siempre
de ese olvido de tus ojos
estallando.
VI
(yo salgo)



No sin antes mirar por la ventana.
Las gotas de lluvia enloquecen
quisiera estar sordo un rato
o dormido, o morirme al menos.

No hay estrellas que quepan en un dedo
pero voy a contarlas de todos modos:
son cero,
seguro también la lluvia las apagó.

Es mejor tocar que oír el agua
hay calles mojadas,
hay gentes mojadas,
hay gatos mojados.
Doy un paso
inhalo el cigarro
pero no fumo
seguro la lluvia lo apagó,
y sin el humo
no sé si siga respirando.

Así que tomo mi pulso
y miro un fantasma cruzar por la calle,
las gotas le atraviesan el cuerpo
pero nadie sabe mejor que yo
de la humedad de un fantasma.

Yo sé que los fantasmas lloran
las lágrimas se les meten por la piel
y se les apaga el corazón.

El fantasma da vuelta a la esquina
yo vuelvo a buscarme el pulso
pero la lluvia lo apagó.
VII
(yo fumo)


Bocanada
tras bocanada
inhalo, exhalo
soy humo.

Miro el humo, me detengo en él:
su sombra reptando paredes,
su reflejo en los cristales,
y me sorprende que él,
el humo, sí sea el mismo.

Quiero decir,
yo miro el espejo
y siempre hay uno distinto
y distinto a mí.


¿Por qué que no ha aprendido a mentir
bien del todo el mercurio?



Su mentira es tan patética:

Yo miro en el espejo
un hombre con ojos verdes
y me pregunto
qué se sentirá tenerlos así
verdes una vez al menos
y dejar de verlo todo
tan
tan
pero tan gris

como el humo del cigarro.
VIII
(yo abandono)




Y he sido en tanta gente,
tanta gente que me gusta
y que me oprime el corazón:
con la mano trémula,
con los dedos salvajes,
con las sustancia venenosa que pulsa en lo bello,
con la violencia del amor.

Sólo beso
porque no me gusta decir hola.
Yo abandono, me voy
me voy,
me voy.
Dejar a la persona que se ama
o que casi se ama.
Abandonar a la gente que se es
o que casi se es,
es la manera más próxima
o casi la más próxima
de sí abandonarse
y abandonarse

a sí.
IX
(yo desvarío)

Imagino o recuerdo
no lo sé,
unos labios amantes
que yo amaba.

A veces siento sobre mí
un vientre, palpitante
caliente
y una voz en mi oído
diciéndome la dulce mentira del amor.

Yo recuerdo o alucino esas cosas
me es imposible saberlo,
y algo se me parte en el pecho mientras tanto.

No hay nada tan dañino como lo hermoso
y la belleza, por lo demás,
enloquece al hombre.

Pero yo estoy tranquilo
me tranquiliza pensar que
nada de tus ojos ha pasado.
Descubro que nada de esto ha pasado
nada como tú y yo
o mejor dicho
nada,
como
yo
en
ti.
X
(yo deseo)


No un cuerpo,
o al menos no el tuyo
ni otro que yo conozca,
ni otro desconocido.

No, no hay realidad
ni gente
que lleve al sueño mío,
ni café, ni cigarro,
ni herida, ni libro.

Mi deseo engaña
y con eso no hace mal a nadie
y yo,
supongo que está bien
mi deseo araña
y con eso sólo me hace daño a mí mismo
y yo,
supongo que sigue bien.


Yo no deseo un episodio de nieve
que me arranque un rato el alma,
ni más amor, ni más droga.
Me urge renacer
Aunque fuese artificialmente.
(resurrecto in vitro)
Yo deseo que cualquiera de estas mañanas
bajases Dios del cielo
y me quites el veneno de la voz,
el filo de la palabra
(no más amor, no más droga)

O si eso de resolver mi palabra
ya es por demás...
Baja todavía Dios
y arráncame
a besos
la boca.
XI
(yo beso)


Cultivo espejismos
dejo la puerta del alma entreabierta
y van por ella
paseando soledades
de un sitio a otro como trenes heridos
con andenes sin finales
con heridas sin finales
con finales repetidos.

Cruzo los dedos y cruzo la calle
aceras que paso
con pisos marchitos,
flores de plástico,
cristal por rocío.
Inhalo el placard,
aspiro marquesinas,
música, ruidos.

Hace un mes me cortaron el teléfono
por exceso de olvido.

No, ya sé que no sobreviví
a la silueta tuya,
a la espera en los telégrafos,
a tu palabra clavada al corazón
como un vidrio.
No, a tu boca hielo,
a tu boca naufragio,
a tu boca relámpago;
yo no he sobrevivido.

Yo beso y a la vez espero
espero como la nada enamorada,
como los labios de los muertos
que están todo el tiempo
besando al vacío.
XII
(yo leo)

Me enveneno
de la vida y muerte de los otros
como un vampiro confundido
e insaciable
que se prende al cuello
de los alacranes.

Yo corto las flores venenosas.
Yo leo:
para hacer
como que no leo,
como que no beso,
como que no desvarío,
como que no abandono,
como que no fumo,
como que no salgo,
como que no ando,
como que no me levanto,
como que no estoy,
como que no soy.
Yo leo, para dejar de hacer
como que hago.
XIII

(
yo nado

.)
XIV
(yo no muero)


Ni moriré
nunca
nunca
nunca.

Me saqué los ojos
para no mirar
que tus ojos a veces me miran
¿recuerdas?
Entonces la muerte sólo
pasó
- la muerte,
que tampoco pudo mirarme a los ojos -
Yo no moriré nunca
porque ni tú ni yo,
sino otro que habitó
el cruce
de nuestras miradas



Me condena indefinidamente a ser fantasma.
XV
(yo vivo)

Lo sé
porque algo me duele en la boca
cada vez que me besan,
y algo en el corazón.

Yo preferiría, por eso,
quedarme solo, solo, solo
o mejor,
quedarme con todo este mundo sin ti,
que no hay más soledad posible.

Yo sé que vivo
porque estoy jodido
tengo hambre a veces,
a veces frío.
Igual que todos los demás
que se joden
y se aman
y se mojan
y se extinguen.


Pero el que a todos
por lo general
les vaya mal, como a mí
no lo hace mejor.

Yo vivo, estoy seguro
quizá viva en un mundo de muertos
pero vivo.

Un mundo
en el que creo que abrí los ojos un día
pero no,
yo no,
nunca he despertado.

No comments: